viernes, 20 de marzo de 2015

Santo Tomás de Aquino fue un pensador poderoso que tuvo una enorme influencia en el escolasticismo medieval y su pensamiento continúa siendo importante para comprender numerosos problemas teológicos y metafísicos. La filosofía de la religión toma un interés especialmente ávido en algunas de sus argumentaciones filosóficas, por ejemplo, y la iglesia católica sigue haciendo un amplio uso de las mismas. De ahí su importancia actual. 

Ahora, el estilo antiguo del Aquinatense puede llegar a dar lugar a muchos malentendidos y deformaciones de su postura intelectual: por eso me he propuesto hacer una pequeña revisión de sus 5 vías para la demostración de la existencia de Dios. Habiendo dicho esto, quisiera hacer una aclaración muy importante:

Los primeros escolásticos pensaron que sus razonamientos tenían el poder de ser demostrativos y no dejar lugar a dudas. Esa situación cambió con Guillermo de Ockham, quien inicio una revolución dentro del mundo teológico con su escuela nominalista. Después de su influencia empezó a considerarse que tales "demostraciones" eran sólo argumentaciones probables y no podían tener un fundamento tan seguro como el que es posible encontrar en el razonamiento matemático o lógico. Estas dudas se agudizarían más después de que David Hume e Immanuel Kant elaboraran sus filosofías con el propósito de limitar el pensamiento metafísico y el círculo de Viena quisiera poner unos últimos clavos sobre su ataúd. Tomando en cuenta esto, es pertinente tener reservas al momento de referirse a estas argumentaciones como "demostrativas" y tener un juicio más cauteloso al hablar sobre ellas.

1. Argumento del primer motor inmóvil:

El primer argumento del aquinatense consiste en hablar acerca del movimiento. Cuando hablamos de movimiento aquí es necesario tener en cuenta que no se está haciendo referencia exclusiva al movimiento local o movimiento en el espacio. Eso es lo que nosotros entendemos actualmente cuando nos referimos al "movimiento". Sin embargo, en este caso es mejor hablar de cambio, ya sea cuantitativo (aumento o disminución), cualitativo (como el cambio de color) o local (cambio de movimiento o de posición). Esto corresponde a las concepciones peripatéticas de: movimiento cuantitativo, movimiento cualitativo y movimiento local. 

Todo lo movido es movido por algo más - dice Tomás - por lo que podríamos tratar de hacer una regresión infinita de movimientos. Una regresión infinita de movimientos sería absurda, por dos razones: 1) Si la cadena de movimientos fuera infinita, no habría llegado nunca el presente, pues habría ocurrido una sucesión infinita de sucesos previos. Ni siquiera hubiera podido ocurrir un movimiento inicial, ya que éste hubiera sido precedido por otro movimiento, ad infinitum. 2) Una regresión infinita no lleva a ninguna explicación del primer movimiento.

Por esto se considera que debe haber una parada: un motor que mueve cualquier otro ente y no sea movido: un motor inmóvil. Es decir, un ser capaz de producir el cambio de cualquier ser (cualitativo, cuantitativo o local) sin cambiar él mismo.  Esa es una prueba Aristotélica, aunque Tomás retomó esta idea para aplicarla al Dios cristiano.

2. Argumento de las causas eficientes: 

Este es un argumento muy similar al anterior, si bien utiliza el concepto de causa. Todo lo que existe tiene una causa (por ejemplo, la causa de mi existencia son mis padres, y la causa de ellos, mis abuelos). La cadena de causas no puede ser llevada hasta el infinito, pues no podría haber existido una causa que pudiera causar todo lo demás. Luego, debe existir una causa incausada. Sin embargo, puede surgir una pregunta ¿pudo haberse causado a sí mismo? No. Este ser no pudo ser la causa de sí mismo, pues si así fuera, hubiera sido necesario para él existir antes de causarse a sí mismo, lo cual es absurdo. Luego, no es causado por algo más y no es causado por sí mismo. De ahí se sigue que no tiene causa. 


3. Argumento de la contingencia:

Probablemente sea el argumento más celebrado de la Suma Teológica y continúa teniendo una inmensa popularidad en versiones actuales. Para comprenderlo plenamente es necesario conocer el significado de dos términos:

Contingencia: la contingencia refiere a una característica de algunos seres, llamados seres contingentes: estos seres pueden ser negados en una proposición sin que surja una contradicción lógica y metafísica. En otras palabras, pueden o no haber existido, sin que su existencia haya sido necesaria. Sean estos seres S, los cuales tienen una propiedad C. Todos los seres S que cumplen con C podrían haber sido inexistentes.

Necesidad: la contingencia refiere a una característica de algunos seres, llamados seres necesarios. Los seres necesarios son aquellos que existen necesariamente y su negación implica una contradicción. No podrían no existir. Sean estos seres P, los cuales tienen una propiedad N. Todos los seres P que cumplen con N existen necesariamente.

El argumento dice que debe existir un ser necesario, ¿por qué? porque sería absurdo pensar que sólo existen seres contingentes. Si sólo hubiera seres contingentes, todo lo que existe, podría no haber existido. Si esto fuera así, no sería eterno, pues la eternidad es un atributo que tienen aquellos seres que nunca nacen y nunca perecen. En otras palabras, de seres necesarios. Esto quiere decir que ningún ser contingente es eterno, sino que comenzó a ser. Si todos los seres existentes fueran contingentes, habría un momento en el que ninguno de ellos hubiera existido, por lo cual habría reinado una nada absoluta (sin materia, energía, espacio, tiempo o leyes físicas). Sin embargo, si esto fuera así, nada existiera, pues nada sale de  una nada absoluta. Algo existe, como podemos darnos cuenta. Luego, debe existir un ser necesario, como mínimo. Este ser necesario es identificado tradicionalmente como Dios.

Esta es una prueba por reducción al absurdo, ya que afirma el contradictorio de una proposición (sólo existen seres contingentes) para probar, a través de un razonamiento deductivo, la falsedad de su afirmación.


4. Argumento de los grados de perfección:

Este es un argumento relacionado con el enunciado de Aristóteles: "donde hay un mejor, hay un óptimo". Por ejemplo, podemos darnos cuenta de que existen múltiples grados de calor, lo cual nos lleva a pensar en un grado máximo de calor. Santo Tomás aplica este razonamiento al reino moral y afirma que es posible ver una escala de menor a mayor en el modo de comportarse o llevar a cabo ciertas virtudes: algunas personas son más o menos valientes, humildes, templadas o prudentes. Esto quiere decir que debe haber un máximo moral, del cual surja cualquier forma de moralidad imperfecta. De ahí se sigue que tal ser (Dios) debe ser perfectamente moral.

5. Argumento teleológico: 

El argumento teleológico refiere al orden del mundo. Santo Tomás se da cuenta de que existen seres con voluntad (como lo seres humanos) y seres sin voluntad (como un árbol, por ejemplo). Sin embargo, cada ser en este mundo se comporta de acuerdo a ciertas regularidades y sucesiones, de acuerdo a una naturaleza específica. ¿A qué se debe esto? La respuesta de este argumento lleva a pensar a cada uno de ellos como seres con causas finales o propósitos, los cuales están relacionado con su mismo ser. Este orden teleológico del mundo lleva a inferir la existencia de un legislador supremo o Dios. 

Todos estos son razonamientos a posteriori. Es decir, pasan del mundo y sus efectos reales, tangibles, a la existencia de Dios. 

lunes, 16 de marzo de 2015

¿Qué es la divinidad para mí?

Nunca recibí una educación religiosa, por lo cual  no desarrollé una devoción por el rezo, el espíritu santo, el hábito de persignarse o cualquier otro tipo de actividad de este tipo, la cual hubiera podido ser un alimento para cosechar fantasías ultramundanas. No tenía esperanzas ni temores arraigados en Dios, o el diablo, ni estaba preocupado de existir bajo el mando poderoso de una mirada contenciosa en el cielo, enjuiciadora y paternal.  No creía que hubiera una forma de etiquetar cierta posición liberadora en mi forma de vivir, como si hubiera estado enclaustrado en un sucio calabozo o galera oscurantista. Sólo vivía como un niño acostumbrado a presenciar ciertos eventos recargados, a pisar iglesias y capillas en  bodas y bautizos, sin necesidad de que sintiera una afán por desligarme de esas prácticas. ¿Para qué, al fin y al cabo? No había nada que me impulsara a sentir una tensión en mi cuello. 

Después crecí y empecé a entender un poco mejor las religiones. Me di cuenta de que había muchas rarezas en ellas, prejuicios y violencia, entrañadas en torturas, guerras y preceptos, los cuales tenían poca relación con mi presente. En historia aprendí un poco de papas, antiguos y modernos: sus guerras, hipocresías  y ventajas económicas. Sin una educación religiosa, y metido en aulas seculares, empecé a cosechar mucha sospecha frente a ese tipo de dogmas. También supe que esa edad había sido abandonada por hombres razonables, ilustrados, abanderados por un nuevo ideal de paz, razón, entendimiento y ciencia. La edad media había dado paso a una nueva era de comprensión intelectual. 

En fin, crecí más y comencé a leer a Nietzsche. Era un hombre que hablaba con palabras ardientes; malditas, pero sin ese tufo beatífico que permea toda  forma de moralidad. ¿Y qué adolescente no ama Nietzsche, si tiene algún interés en atravesar el convencionalismo mediante textos y lecturas? Él fue el primer filósofo que conocí seriamente, cuando estaba en secundaria, por lo que siempre recordaré su figura como una representación de mi rebeldía hacia el cristianismo. Y, sin embargo, era una rebeldía intelectual. No había mucho más que conocimientos, creencias y pensamientos alojados a través de frías reflexiones, no muy subjetivas, sino ancladas en ciertas percepciones que se habían desarrollado en un ambiente poco religioso.



Ha pasado el tiempo desde entonces y ahora conozco más sobre el mundo que me rodea. Reconozco que he conocido a todo tipo de personas, creyentes y ateas, sin necesidad de sentirme amenazado por ninguna de ellas. También entré a estudiar filosofía y descubrí que  existía una tradición milenaria preocupada por estudiar a Dios y sus misterios. Verdades suprasensibles, fuera de nuestra imaginación, mucho más sublimes y celestes que el pedestre canasto de arena y pedernal de mis vulgares creencias matutinas.  Conocí a Platón, Plotino, San Agustín, Santo Tomás, Maimónides, Aviena y otras mentes brillantes que habían estudiado estos problemas con esmero y dedicación.

Con el tiempo he llegado a apreciar el enorme fervor religioso que acompañó a muchos seres humanos en su historia y ha tener un inmenso respeto por esta capacidad para experimentar una trascendencia personal y querer dejarse abandonar en el abismo de la fe. El panorama religioso me llega a parecer extraño, infantil e ilusorio, extravagante, fascinante y sublime. Emociones contradictorias que empiezan a exacerbarse cuando examinó con cierta profundidad este tema tan polémico, y, al mismo tiempo, tan influyente para nuestra civilización.





sábado, 14 de marzo de 2015

El fundamentalismo ateo



Esta entrada fue inspirada por el tipo de actitudes y comportamientos que observe en el blog https://misteriosaldescubierto.wordpress.com/2015/02/28/dios-no-existe/ durante mi tiempo ahí. 

Ha sido común en tiempos recientes que un gran número de personas se denominen a sí mismas como "ateas" por no sostener ningún tipo de afiliación religiosa. La palabra ateísmo significa literalmente "sin Dios" e indica la creencia de que no existe ninguna forma de divinidad, trascendente o inmanente. El ateísmo fue una postura casi nula entre pueblos antiguos y empezó a ganar terreno con el nacimiento del pensamiento científico en el siglo XVII, cuando algunos pensadores comenzaron a creer que habían despertado de un sueño muy largo, lleno de ignorancia y dogmatismo. Ellos llamaron a sus antepasados "medievales" y creyeron dar inicio a una nueva época de entendimiento, prosperidad y razón. El hombre había alcanzado su mayoría de edad, según dijo Kant. Sin embargo, el ateísmo estaba en sus inicios y pocas personas se adherían a él, incluso entre clases cultas.

Este panorama es muy distinto en el presente. El ateísmo militante de personajes como Richard Dawkins (el ateo más famoso del mundo, probablemente), Lawrence Krauss,  Christopher Hitchens y otros ha dado paso a una esmerada campaña atea contra cualquier tipo de creencia teísta o deísta. En muchas casos no sólo se reduce a una opinión, sino a un dogma indudable e inatacable. Los seguidores de este activismo ateo han crecido con el tiempo, propagándose en internet y atestando foros de opinión. Lo voy a decir claramente: el ateísmo de estas comunidades es grosero, vulgar, rudo e ignorante. 

Es un ateísmo que se distingue por hacer afirmaciones de dudosa calidad y desplegar una tremenda ignorancia sobre metafísica, lógica, epistemología y teología. En el mejor de los casos existe un conocimiento sumario, bastante vago, sobre algunas ciencias. Se discute con soltura sobre temas ignorados y se despliega con cinismo una profunda apatía, intolerancia y rudeza frente a opiniones contrarias. Aparece continuamente una actitud soberbia y alzada, ensalzada con adjetivos referidos a cultura, inteligencia y progreso, sin someter a autocrítica sus propias argumentaciones y verificar la fundamentación auténtica de lo que se dice. Es un fanatismo muy molesto.

Tuve un profesor que estaba especializado en religión y pensamiento medieval: no era creyente, aunque sentía un profundo interés por este tipo de temas. El primer día de clases se paró frente a nosotros y dibujó en el pizarrón a dos clases de personas, limitadas por una línea central, la cual separaba ambas categorías. ¿Cuáles eran estos grupos? Cada uno se dividía en pares: falsos teístas y falsos ateos, teístas reales y ateos reales. Era una manera burlesca y peyorativa de referirse a personas que adoptaban una postura religiosa (ya fuera a favor o en contra de ella) sin ser capaces de comprender plenamente sus posiciones. Los ateos que he referido hasta el momento son falsos ateos, o al menos son ateos chafas.

¿Por qué digo esto? Porque una gran mayoría de ellos ha abandonado cualquier tipo de creencia en un Dios inventado por ellos mismos. La táctica resulta maliciosa, pues se toma a un Dios (representante de cualquier Dios, dogmático o deísta)  y se le vuelve un blanco de sus críticas más ardientes. Este Dios suele estar desnutrido, maltrecho y es difícilmente reconocible para cualquiera que tenga algunos conocimientos teológicos y metafísicos. Es un "hombre de paja", una criatura hecha bajo la imaginación tendenciosa de este fanatismo ateo.

Esta es una maniobra claramente deplorable, sin dejarse de parecerse mucho al tipo de estrategias utilizadas por algunos cristianos fundamentalistas cuando niegan cualquier evidencia científica relacionada con la evolución, o distorsionan este modelo científico para volverlo un pastiche, una caricatura monstruosa e irreconocible de la auténtica teoría. Lo irónico radica en que el fanatismo ateo suele caracterizarse por aseverar constantemente su adherencia al pensamiento crítico y el análisis objetivo de sus postultados. ¿Por qué parecen estar tan parcializados cuando se trata de discutir a  Dios?

Quiero dejar algo en claro:

Yo no soy un creyente religioso y tampoco soy un ateo. Yo  he suspendido un juicio categórico sobre estos problemas (la mejor palabra que me describe es el agnosticismo) y no pretendo tener un conocimiento claro sobre este tipo de problemas. Leo sobre ellos y trato de mantener un equilibrio entre ambas posturas, dialogando entre ellas y viendo las ventajas y desventajas de cada una. La razón por la que desprecio al ateísmo dogmático radica en mis experiencias personales con este colectivo (una de ellas puede apreciarse en el link anterior), en las cuales he sido testigo de actitudes inflexibles, autoritarias y autoconfirmatorias totalmente deleznables. Así, por ejemplo, fui censurado y banneado en el blog anterior por haber expresado una serie de opiniones contrarias a las que el autor del mismo esperaba. El aplauso y cordialidad que el mismo individuo profesaba cuando alguien defendía su propia visión del mismo era comparativamente silencioso, frío y despectivo cuando se trataba de una argumentación contraria a sus dogmas. Así, dice:


(Comentario censurado por el blogmaster)
NOTA DE SIESP:
Erick, ya está bien.
Te censuro por troll, no por opinar distinto. No es dinámico en un blog que alguien entre a hacerle frente a todos los miembros del foro con comentarios eternamente largos.
Aquí, dialogamos. Los mítines los dejamos para los púlpitos.
Adiós.

Su justificación no es convincente, por supuesto. ¿Acaso podría esperar que hubiera hecho lo msimo si yo hubiera empezado a apoyar su ateísmo categórico? Cada uno puede tener su opinión al respeto. A mi me parece muy dudoso, después de examinar el modo exaltado, casi extático, cuando algún usuario humillaba a un creyente o mostraba, a través de sus propios argumentos, la fortaleza del ateísmo. ¿Por qué expulsar a un miembro cuando éste sale de sus linderos, y, con facilidad para destronar a otros, al bajarlos de su pedestal intelectual, empieza a socavar una de sus creencias más asumidas? No puedo dejar de pensar que un poderoso sesgo de confirmación le debió haber ganado su partida de ajedrez.

Ahora, hasta el momento me he quejado del ateísmo, como si éste fuera una postura negativa. Yo no considero que lo sea. Sin embargo, es necesario distinguir el ateísmo auténtico del falso, tal y como se diferencia al oro del simple cobre. Hay dos tipos de ateísmo que son respetables, aunque el segundo me parece muy débil en términos epistemológicos. Son los siguientes:

El ateísmo negativo: esta forma de ateísmo es perfectamente válida porque adopta una posición epistemológica humilde y racional. El ateísmo negativo consiste únicamente en una ausencia de creencia, no en una afirmación de descreencia. La diferencia es importante. Si un amigo llegara repentinamente a mi casa y me dijera "oye, acabo de ver una cucaracha gigante en mi patio. Medía dos metos y se comió a mi perro" yo tendría el derecho de exigir evidencias, y, de no ser ofrecidas, no habría ningún problema con que yo rechazara su afirmación. Incluso cuando me diera algunas, yo estaría en mi derecho de rechazarlas, considerarlas poco concluyentes y negarme a aceptar lo que me dice. Lo mismo pasa con el ateísmo negativo. El ateo negativo no tiene necesidad de formular una proposición como "Dios no existe", sólo le basta con no reconocer la validez de la proposición "Dios existe". En este caso no requiere argumentar su posición, pues el otro es quien trata de convencerlo. Este es un ateísmo completamente válido y muy respetable. La mayoría de los ateos identificados con esta modalidad de ateísmo son tranquilos, pacíficos y respetuosos, por lo cual no se molestan en burlarse de personas creyentes o tratar de convertir a otros a su propia cosmovisión.

El ateísmo positivo bien fundamentado:  este ateísmo se diferencía del negativo en que se atreve a formular sus proposiciones afirmativamente, diciendo "Dios no existe" y sosteniendo esa posición frente a otros. En ese caso el ateo requiere ofrecer argumentos que sostengan su caso.  Hay una creencia propagada en foros y blogs de internet que considera "el peso de la prueba" como una responsabilidad única del creyente. Esto es falso. El que hace afirma un juicio tiene responsabilidad de argumentarlo (no necesariamente demostrarlo. Hay pocas proposiciones que son categóricamente demostrables. Pedirle una demostración de todo a alguien es cometer una injusticia contra esa persona).

Los ateos positivos que han explorado con cuidado razones científicas, lógicas, epistemológicas, metafísicas y teológicas sostienen una posición de ateísmo auténtico, en el sentido de que su negación a Dios está bien fundada. Esta posición es más razonable cuando el ateísmo no sólo está referido a un Dios particular (cristiano, musulman o abrahámico) sino a cualquier ser divino. Esto implicaría una negación del deísmo, transteísmo, el panteísmo y otras variedades de creencias.

A pesar de esto, me parece que el ateísmo positivo es una creencia muy débil y difícilmente sostenible. Existen una serie de argumentaciones positivas muy persuasivas que indicarían la posibilidad realista de un Dios. ¿Cuál sería la característica de este Dios? Es difícil saberlo, ya que no sería necesario guiarse por textos sagrados. En todo caso, tendría atributos como necesidad, eternidad e inmaterialidad. Asumir una posición atea positiva, en la cual se afirma proposicionalmente la inexistencia de un Dios, es una posición sumamente arriesgada.

Tal y como diría el gran Carl Sagan:

Un ateo es alguien que está seguro de que Dios no existe, alguien que tiene evidencia persuasiva contra la existencia de Dios. No conozco ninguna evidencia de ese tipo. Puesto que Dios puede relegado a tiempos y lugares remotos, así como a lugares y causas últimas, tendríamos que saber mucho más sobre el universo de lo que sabemos para estar seguros de que Dios no existe.
Estar seguro de la existencia de Dios y estar seguro de la inexistencia de Dios parecen ser dos modos de tener una confianza extrema en un tema tan lleno de dudas e incertidumbres, lo cual inspira muy poca certeza, sin duda. 

Para más señales, revisar este link:

http://www.taringa.net/posts/offtopic/13613545/Es-usted-un-ateo-fundamentalista-Averigualo.html

sábado, 24 de enero de 2015

¿Existe Dios? Respuesta

Nota: Esta es una respuesta al artículo ¿existe Dios? No, de la página: https://misteriosaldescubierto.wordpress.com/informes-especiales/existe-dios-no/#comment-51586

La cantidad de comentarios que ha tenido este artículo es notable. He tratado de leer una parte considerable de ellos para saber lo que se ha estado discutiendo desde que se publicó esta entrada por primera vez. Me doy cuenta de que varios han señalado las deficiencias del artículo, pero ninguno de ellos me ha convencido. Es por eso que voy a hacer mi propio esfuerzo.

En primer lugar debo decir que me considero agnóstico. Mi propósito aquí no es defender que Dios existe, ni tratar de utilizar las santas escrituras para apoyar una postura propia. También debo comentar que estudié filosofía y me doy cuenta de que hay muchas controversias teológicas y filosóficas que todavía no se han resuelto. No pretendo ser un experto en esta disciplina y creo que es importante mantener una posición de humildad cuando se debate. Sin embargo, algunas afirmaciones hechas aquí me producen una sonrisa. Me parecen poco rigurosas y bastante superficiales.

En primer lugar hay que diferenciar teología natural de teología dogmática. La teología natural tiene como propósito estudiar problemas metafísicos mediante el uso puro de la razón. La metafísica Aristotélica es un buen ejemplo de teología natural. La teología dogmática o teología revelada consiste en la aplicación del método dialéctico a la biblia o palabra revelada por Dios. Los escolásticos de la edad media trataron de reconciliar la fe con la razón (nutrida del neoplatonismo plotiniano y el aristotelismo) para alcanzar una cumbre de sabiduría.

Es importante hacer esta distinción porque la teología natural no requiere citar pasajes bíblicos, aludir a milagros o postular una santa trinidad. Sí, es metafísica y especulativa, lidia con materias vinculadas a Dios, el alma, el absoluto, la nada y la eternidad, pero no se acomoda a un cuerpo doctrinario específico.  Tampoco ha sido refutada por la física teórica o la mecánica cuántica porque no pertenecen al mismo campo de conocimiento. La metafísica, como lo indica su etimología, está más allá de la física. Su herramienta es el pensamiento puro y la lógica.
 ¿Es la lógica, y en general, el razonamiento formal, capaz de revelar verdades ontológicas a nivel extramental? Esa es una pregunta que requiere justificación epistemológica.  Pero no estamos discutiendo cuestiones epistemológicas, por lo cual no voy a abordar ese problema aquí.

¿De qué Dios se discute aquí? En muchos comentarios he visto que se hace referencia a Cristo, a la biblia o a otros temas religiosos (principalmente cristianos) para refutar la idea de Dios. Lo que se ataca en esos casos es la doctrina religiosa, pero no a Dios mismo. Si vamos a discutir de un Dios metafísico, discutamos a través de argumentos metafísicos (en los cuales es posible tomar prestados argumentos de teología dogmática). Si vamos a discutir de un Dios ligado a una religión podemos incluir a las escrituras o a la tradición escolástica ortodoxa, pero sólo cuando estas inclusiones estén vinculadas con la existencia o la inexistencia de Dios. Es posible criticar el derecho canónico, la liturgia  o los concilios ecuménicos sin necesidad de contradecir en esencia la existencia de Dios. En otras palabras, tengo la impresión de que a veces se intenta minar la idea de Dios al atacar la tradición religiosa que lo rodea, sin que ésta esté enlazada lógicamente con el tema de su existencia fáctica. Es como si se utilizara una  estrategia distractora de falacia ad hominem, en la cual se desmantela la reputación de la religión y se asesta un golpe final a su creencia más preciada, Dios.

El problema del artículo es que parece ignorar que muchos de sus argumentos han sido considerados con amplitud por teólogos y filósofos del pasado. Las respuestas que se han dado han variado y, naturalmente, no son absolutamente demostrativas. El hecho de que Santo Tomás o San Agustín hayan considerado y resuelto esos problemas no implica que sus contestaciones sean verdaderas, pero el problema consiste en que el autor no menciona ninguna de las respuestas teológicas aportadas históricamente ni trata de darles una vuelta lógica. Eso hace que incurra en una falacia “hombre de paja”.
  
Una falacia "hombre de paja" ocurre cuando se toma una idea y se refuta su versión más débil y distorsionada. Es una técnica efectiva para persuadir a otros de que se tiene la razón, lo cual no impide que su fuerza argumentativa sea muy débil. La honestidad intelectual nos pide que nuestras objeciones a una teoría tengan como modelo la versión más precisa, exacta y fuerte que sea posible encontrar. Las nociones metafísicas de este artículo son tan pobres que es muy fácil ver sus agujeros.

Algunos dirán que esto no es importante porque el sentido común nos indica que no existe Dios. He visto al autor de este artículo asegurar tal juicio continuamente cuando responde a algún comentario (con el debido respeto. No tengo la intención de insultar). En lugar de contestar mediante argumentaciones auténticas se conforma con comentar  que no es necesario ser rigurosos con nuestras especulaciones porque Dios no existe (falacia de petición de principio, en la que se acepta ciegamente una premisa) y que la teología es un sinsentido. Y eso me produce una pregunta:

Si la teología (o metafísica) es una pérdida de tiempo ¿por qué utilizarla para demostrar la inexistencia de Dios? En este artículo se está usando una lógica especulativa, y el dueño de este blog, al pegarlo, acepta implícitamente que tiene mérito. Si la metafísica es aceptada para demostrar la inexistencia de Dios, también debería concederse que se utilizara para el propósito contrario. Es honestidad intelectual.

Asumamos que le damos una importancia al razonamiento metafísico y especulativo. Si consideramos que es capaz de darnos conocimiento, y no mera palabrería, debemos esforzarnos por obtener lo más que podamos de su metodología. De ahí se sigue que debemos tratar de usar los argumentos más poderosos a nuestra disposición, y no evitarlos por pereza o cobardía.  Este artículo no los contiene... Y ahora voy a mostrar  por qué.

Mi crítica del artículo:

La omnipotencia de Dios:

Una comentarista anterior señaló previamente que se malentiende la noción de omnipotencia. La idea no ha dejado de tener sus polémicas, ya que algunos teólogos han entendido sus alcances y limitaciones de diferentes modos. De todas formas es posible decir que la versión más aceptada teológicamente presupone que Dios tiene límites relacionados con su naturaleza divina. Santo Tomás afirma en su "suma teológica": "cuando se dice que Dios todo lo puede, lo más exacto es entender que puede todo lo posible y que por esto se le llama omnipotente".

La mayoría de los escolásticos aceptaron que Dios tiene providencia sobre todas sus criaturas. Su poder, sin embargo, está restringido por su propio logos. Si se lleva la concepción de omnipotencia hasta niveles ridículos es lícito decir: si Dios es pura inteligencia, y no puede ser estúpido, entonces es incapaz de cometer estupideces, luego no es omnipotente...  Pero eso es retorcer la teología hasta el absurdo. Para los teólogos la estupidez es una privación (un no ser) y piensan lo mismo del mal. Dios es perfecto, por lo cual carece de imperfecciones. La imperfección no existe como tal, ni es un ser.   Dios tampoco puede destruir los primeros principios lógicos (como los principios de no contradicción, de identidad, del tercero excluido y de razón suficiente) porque atentarían contra su propia inteligencia. La inteligencia divina que organizó todo con un fin específico.

Y si se dijera "pero eso es dogmatismo, ¿quién nos asegura la perfección de Dios?" se contestaría que es una concepción racional de Dios. Un Dios imperfecto sería irracional. Un Dios imperfecto sería incapaz de producir la perfección y parece ser que hay leyes en el universo con un comportamiento perfecto (predecible matemáticamente).

Esto no implica que yo dé por sentado esta idea de Dios o siquiera la existencia de Dios. Quiero expresar la importancia de recordar que estos atributos divinos no han sido asignados tan arbitrariamente como se pudiera llegar a pensar. Todos ellos tienen una larga historia de discusiones y razonamientos sesudos.

El problema del mal:

Este es un argumento comúnmente usado en internet y discusiones informales. Dice "si Dios es tan bueno, ¿por qué permite el mal"? y muchas veces se plantea una falacia de falso dilema: Dios es malo o Dios no puede intervenir. Si la primera es cierta, se sigue que no es perfecto (en el sentido tradicional de la palabra. No es el bien mismo) y si la segunda es cierta, se sigue que no es omnipotente. El dilema es falso porque hay otras maneras de responder a él; al postular sólo dos posibilidades se presenta la falsa ilusión de que una de las dos debe ser cierta. (Un dilema verdadero agota sus posibilidades lógicas, por ejemplo: "el mundo tuvo un inicio o el mundo no tuvo un inicio").

Hay tres argumentos para contestar al problema del mal:

El argumento de San Agustín de Hipona: el mal no existe, solo es la ausencia de bien. El mal es un producto de nuestra voluntad operante, la cual elige libremente el camino del bien o el camino del pecado. Dios quiere que tengamos libre albedrío.

¿Por qué no interviene y borra todo el mal del mundo? Es posible dar dos razones. La primera de ellas es que Dios es el gran maestro que busca enseñarnos a esforzarnos para alcanzar una autoconsciencia autónoma. No sería lo mismo si él nos implantara el bien, ya que no nos perfeccionaríamos como almas individuales.



La segunda es que Dios, efectivamente, es incapaz de operar sobre el pecado. San Bienaventura se preguntaba ¿cómo es posible que Dios vea el pecado, o el no ser, sí él es el bien y el ser óptimo? La respuesta era que Dios sólo ve la ausencia de bien. En otras palabras, Dios ve el lugar en dónde se apaga su luz. De aquí también podría seguirse que Dios solo opera directamente a través del bien (por ejemplo, infundiendo gracia) mientras que el pecado queda fuera de su jurisdicción.

El argumento de Santo Tomás de Aquino: una solución aportada por Santo Tomás consiste en afirmar que el movimiento produce corrupción. Esto es algo que nosotros sabemos por experiencia: todos los seres materiales del mundo son susceptibles de decaimiento y entropía (si dejas una silla en un bosque por 20 años, se va a oxidar, y si la dejas miles de años va a acabar hecha polvo). La manera de evitar esto sería que no fuéramos seres inmateriales o que no hubiera cambio en el mundo. Sin embargo, si este fuera el caso, el mundo en el que vivimos no sería un mundo humano, sino un mundo angélico.

El argumento de Leibniz: Leibniz proponía que el mal es un bien escondido. En otras palabras, nosotros vemos cada cosa individual que nos sucede como si fuera un mal porque no somos capaces de observar simultáneamente la eternidad. Si pudiéramos hacerlo nos daríamos cuenta de que el mal más pequeño cumple un propósito del plan divino. Un ejemplo famoso de Leibniz consiste en juzgar que Roma cayó con la finalidad de que pudiera nacer la iglesia católica y se asentara el reino cristiano sobre la tierra. Esta es una idea extraña y poco intuitiva, aunque resulta interesante.

Es muy posible que todos estos argumentos estén equivocados y sean racionalizaciones. Eso está claro. Lo importante es que plantean opciones que no son consideradas y objetadas por el autor de este artículo. Si lo que se quiere es demostrar la inexistencia de Dios mediante especulaciones, se requiere hacer un mejor trabajo.
Nadie cree realmente en Dios:

Este no es un argumento metafísico... Y no prueba la inexistencia de Dios. Son, más bien, una serie de opiniones que tratan de establecer la explicación psicológica en Dios. Eso no tiene nada que ver con la existencia o inexistencia de éste como ser ontológico. No sólo no es una demostración lógica, sino que tampoco es una demostración científica (no presenta datos empíricos que avalen la razón por la que se cree en una deidad).  

El experimento de la plegaria:

Esto tampoco es una demostración ni una argumentación lógica. Es un experimento mental bastante dudoso, en el cual se asume que Dios tiene providencia (una idea, por cierto, obtenida del cristianismo. Sin embargo, se olvida que un Dios como el de Aristóteles no es providente) y que Dios busca complacer a personas sin fe. San Buenaventura dice (y se le  añade San Agustín): "tener fe para entender". Sinceramente me da vergüenza tener que explicar el porqué esta no es una prueba lógica de la inexistencia de Dios.

Navaja de Occam:

La navaja de Occam no aplica en este caso. Si es posible reemplazar a Dios por el universo, el universo puede ser reemplazado por Dios. Ninguno de los dos tiene una entidad adicional. Cuando hablamos de monoteísmo queremos expresar la creencia en un solo Dios, no en múltiples Dioses. Quizás podría aplicarse a la santa trinidad, pues aunque sólo admite un Dios, las tres personas (padre, hijo y espíritu santo) son entidades diferenciadas (vale decir que para Guillermo de Occam los misterios de la santísima trinidad son verdaderos).  También podría aplicarse a la doctrina neoplatónica de las emanaciones y los seres intermedios, ya que se multiplican innecesariamente las entidades.
En fin, el resto del artículo tiene que ver con las paradojas de la omnipotencia, la del mundo perfecto (la cual no es otra cosa que una paradoja del tiempo modificada) y el de la imposibilidad (que vuelve al tema de la omnipotencia). Todas ellas repiten los temas que ya traté, pero tal vez luego las revise con más cuidado; ninguna es convincente. Por ahora ya me cansé de escribir.

Sólo vuelvo a recordar que al hablar racionalmente de Dios quedan dos opciones: callar o argumentar. Una discusión racional sobre él va a requerir necesariamente hacer uso de argumentos metafísicos, ya sea a favor o en contra. Eso quiere decir que no vale descalificar unos y alabar otros sólo porque nos sentimos más inclinados a aceptar los que confirman nuestras creencias previas. Hay que encontrar sus agujeros lógicos y hacerlo a través de un conocimiento teológico auténtico. Si se quiere callar, y considerar que son preguntas sin sentido, siempre queda unirse a las filas de los positivistas lógicos de principios del siglo XX, como Alfred Ayer, Carnap y Russell.

También quiero decir que sostener dogmáticamente la inexistencia de Dios, sin que ni la ciencia o la filosofía lo hayan refutado (y créanme, no lo han hecho) es tan dogmático como creer categóricamente en su existencia. En esos casos  es mejor suspender el juicio o simplemente admitir que se tiene una opinión infundada. La falacia ad ignorantiam recuerda: la falta de pruebas para la verdad de un juicio no implica su falsedad y la falta de refutaciones del mismo no implica su verdad.

El hecho de que la carga de la prueba recaiga en los creyentes no invalida el principio ad ignorantiam. Tampoco es válido decir que, por esa lógica, debemos suspender nuestro juicio sobre la existencia del  "monstruo del espagueti"  o "superman". La idea de Dios como principio metafísico del ser no es comparable a personajes de fantasía que fueron claramente creados por el ser humano. No comparten la misma categoría lógica.

martes, 20 de enero de 2015

Del diálogo religioso y secular

Hace poco tuve oportunidad de asistir al instituto patrístico agustiniano de Lomas Verdes, México, en el que se celebró un seminario de filosofía y teología llamado "semana filosófico - teológica". En él participaron algunos de mis compañeros de filosofía de la UNAM, estudiantes del instituto agustiniano (de teología, filosofía, derecho canónico y otros), profesores de filosofía y padres de la iglesia. El tema que se discutió a lo largo de la semana fue el concilio vaticano II, iniciado por el papa Juan XXIII con el propósito de renovar a la iglesia católica.  

La experiencia que me llevé de estas sesiones fue muy positiva. La atmósfera fue tolerante, abierta y amigable, no hubo dogmatismos ni expresiones de pensamientos categóricos; cada participación fue aceptada con paciencia y respeto. Esto me dejó pensando en el diálogo secular y religioso, con todas sus posibilidades de desarrollo. ¿Es posible reconciliar la perspectiva religiosa (especialmente en referencia a su moralidad) y la liberalidad del secularismo? Me gustaría que así fuera, y, a pesar de mis buenas experiencias con este seminario, no creo que sea enteramente posible. 

La iglesia tiene algunos mandatos categóricos que son muy específicos. A pesar de que se ha modernizado con el tiempo, sobre todo de manera oficial, no ha consentido y difícilmente consentirá el tipo de libertad que están garantizadas en algunas sociedad occidentales extremadamente liberales. Estoy pensando en países como Suecia, Suiza y Alemania. En esos países se legaliza la droga, la prostitución, el sexo libre, la eutanasia, el aborto y muchas otras prácticas que están proscritas por las sagradas escrituras. Actividades que fueron castigadas previamente, como el acto masturbatorio, son perfectamente aceptadas y recomendadas por expertos en esos campos (sexólogos). La influencia que tenía la iglesia ha quedado en el pasado. 

La flexibilización que ha ocurrido lentamente dentro de la misma curia romana es una consecuencia histórica. El pensamiento cambia, incluso para el órgano eclesiástico, el cual debe dar algunos pasos para no quedarse completamente estancado. Eso es lo que estuvimos viendo en el seminario. Vimos cómo el concilio vaticano II aceptó que personas laicas podían ser santas, los evangelios respondían a épocas históricas, la biblia tenía estilos literarios (lo  cual se había negado anteriormente), los suicidas tenían esperanzas de llegar al cielo y la iglesia católica estaba dispuesta a dialogar con otras religiones. Y, sin embargo, aún prohíbe muchos actos que son bien vistos, o respetados, desde un punto de vista secular. 

La iglesia logra moverse a través de nuevas interpretaciones que le da a su fe. Los miembros del clero consideran que el espíritu santo nos permite continuar desenvolviendo la misión del cristianismo, y esto no significa traicionar las sagradas escrituras, sino darles un sentido renovado. Pero las interpretaciones que es posible hacer de la biblia tienen un margen de ductilidad limitado, y sería complicado aceptar que sean capaces de tener una abertura tan amplia que nos lleve a aceptar a la eutanasia o la poligamia como conductas moralmente apropiadas. 

¿Qué significa esto? Hasta el momento ambos tipos de visiones han logrado sobrevivir en equilibrio. La mayoría de las personas viven entremezcladas en un mundo con valores cristianos y valores humanistas. Aceptan la masturbación, pero ven con malos ojos la homosexualidad; apoyan el aborto, pero rechazan la eutanasia. Sin embargo, llegará un momento en que deberemos decidirnos, y el diálogo quedará anulado porque no habrá puntos en común entre una sociedad que vive religiosamente y una sociedad secular. ¿Qué pasará entonces? Es lo que yo me pregunto. 






domingo, 4 de enero de 2015

El indicador Myer Briggs: ventajas y desventajas

Explicación:

El indicador Myer Briggs es una de las herramientas más populares a nivel mundial para evaluar la personalidad. Fue creado por Katherine e Isabel Briggs (madre e hija) y está basado en las teorías psicológicas de Carl Jung, quien comenzó a ejercer como psicoanalista y terminó por crear su propia escuela de psicoterapia: la psicología analítica. 

Una de las aportaciones de Jung fue distinguir distintos modos de reaccionar ante el ambiente, los cuales dividió en tipos psicológicos. Estos tipos se pueden clasificar en: extroversión - introversión, pensamiento - sentimiento, sensación - intuición. A continuación detallaré las características básicas de cada una de estas dicotomías: 

Extroversión - introversión: las personas con una preferencia por la extroversión serían energizadas por su interacción con otros individuos, mientras que los sujetos con una actitud introvertida se verían compelidos a descansar en soledad después de pasar periodos prolongados socializando. No se debe pensar que la introversión implique timidez, ansiedad social o dificultad para interactuar normalmente, ya que estas son categorías clínicas distintas. Simplemente significa que hay una mayor necesidad por pasar tiempo solo y entregarse al mundo interior. 

Sensación - intuición: los individuos con preferencia sensorial extraen información a partir de experiencias concretas. Confían en lo que sus cinco sentidos les dicen, prefieren fijarse en detalles específicos del ambiente y basarse en información obtenida mediante vía inductiva. Los que cuentan con una preferencia intuitiva suelen basarse en corazonadas, tienen ideas rápidas y fugaces, están más interesados en la teoría y usan un método predominantemente deductivo.   

Sentimiento - Pensamiento: son las últimas tipologías propuestas por Jung. De acuerdo con ellas se dice que la preferencia de sentimiento lleva a tomar decisiones basadas en la empatía, más que en la razón. Es una actitud que lleva a preocuparse por los sentimientos ajenos, procurar emociones positivas en otras personas y tomar acción con base a esas preocupaciones. Por el contrario, la preferencia por el pensamiento llevaría a tomar decisiones lógicas, frías y racionales, sin darle tanto peso a cómo se puedan llegar a sentir los demás. 

Katherine e Isabel añadieron dos tipologías más para redondear su instrumento. Son las funciones de Juicio y Percepción. Estas dos categorías determinan nuestra flexibilidad.

             Carl Jung
Juicio - percepción: la preferencia por el juicio lleva a una necesidad de organizar todo, llevar listas, intentar adherirse a planes perfectamente sistematizados y alcanzar soluciones cerradas, sin mucho espacio para abrir nuevas posibilidades. Por otro lado, la percepción está vinculada con flexibilidad, fluidez, necesidad de mantener diversas opciones abiertas y no llegar a una conclusión completamente clausurada. Hay una tendencia a debatir. 

La combinación de estas cuatro letras produce 16 tipos psicológicos diferentes: ENTP, ENFP, ENFJ, ENTJ, ESTP, ESFP, ESFJ, ESTJ, INTP, INFP, INFJ, INTJ, ISTP, ISFP, ISFJ, ISTJ. A partir de ellos se suscriben diferentes características de la personalidad siguiendo un sistema específico. No basta con sumar el significado de cada una de las letras, sino que la interpretación debe corresponder con una serie de subtipos: dominante, auxiliar, terciario e inferior. Sería muy complicado explicar detalladamente la manera en que esto se hace, pero daré un ejemplo para que se aprecie la metodología. Para eso usaré mi propio tipo psicológico de acuerdo al MBTI: INTP. 

La interpretación de mi tipo es la siguiente: mi función dominante es pensamiento introvertido (ti), con una función auxiliar de intuición extrovertida (ne), una función terciaria de sensación introvertida (la opuesta a la auxiliar) y una función inferior de sentimiento extrovertido (la opuesta a la dominante). La función dominante está determinada por la I o E (introversión o extroversión), y por la P o J (percepción y juicio), las cuales especifican las letras que se toman. Esto es sólo una muestra de que la interpretación es más complicada de lo que puede parecer a simple vista. 

Según la página oficial del MBTI mi tipo de personalidad se describe de la siguiente forma: 

"El INTP Busca desarrollar explicaciones lógicas para todo lo que le interesa. Teorético y abstracto, está más interesado en ideas que en relaciones sociales. Callado, flexible y adaptable. Tiene una capacidad inusual para concetrarse en los problemas involucrados con su área de interés. Escéptico, algunas veces crítico, siempre analítico".  

El resumen anterior viene a ser una caracterización del pensamiento introvertido, con una preferencia por la recolección fluida de información, intuición y  relativa falta de interés en las relaciones personales (más propias del sentimiento).  

                                                        Katherine e Isabel Briggs


Críticas

A pesar de ser un instrumento muy usado en varias empresas como parte de su proceso en reclutamiento y selección de personal, muchos académicos, investigadores y expertos en psicometría han criticado este inventario. Razones no les faltan. Ahora veamos algunas objeciones que se le han hecho al MBTI:

Validez: validez significa que la prueba mida lo que dice medir, y una objeción hecha al test está relacionada con su validez de constructo. Así, la prueba asume que cada persona debe encajar en una de sus 16 categorías, independientemente del resultado real obtenido. Los expertos dicen que esta es una fuerte deficiencia porque no permite hacer diferenciaciones entre personas con un puntaje muy alto en introversión, por ejemplo, o un puntaje  de introversión ligeramente más arriba al de extroversión. Y se puede decir lo mismo para el resto de las categorías. Esto quiere decir que dos personas con una tipología ENTJ podrían tener rasgos muy distintos, pues la prueba es incapaz de considerar sus diferencias dentro de un continuo. 

Otra crítica se hace a sus diferentes subtipos: función dominante, auxiliar, terciaria e inferior. No hay investigaciones de corte estadístico que avalen la exigencia del inventario para interpretar los resultados de este modo.

Confiabilidad: la confiabilidad de una prueba habla de su capacidad para mantener consistencia a lo largo del tiempo. Es decir, asegurar que aquellas personas evaluadas por ella obtengan el mismo resultado cuando vuelven a presentarla. Una fuerte objeción contra el MBTI es su incapacidad para mostrar una alta confiabilidad: cerca del 50% de personas que presentan esta prueba cambian su tipo psicológico cinco meses después de haberla realizado por primera vez. Esto es problemático, ya que siembra una duda: ¿el tipo psicológico es real? y si es así ¿por qué cambia en tan poco tiempo para tantos evaluados? 

Poder predictivo: el poder predictivo sirve para saber si una prueba es capaz de decirnos qué tan bien se desempeñará una persona en ciertas áreas. Esto es especialmente relevante en casos de selección de personal, pues ciertas características de personalidad serían más convenientes para cierto tipo de puestos. Pero no hay evidencia de que los tipos psicológicos del MBTI predigan significativamente la ocupación laboral de cada empleado ni su capacidad para ejecutar mejor algún puesto. Esto es problemático. 

¿Cuál es el valor real del inventario?

Con todas estas críticas podría surgir una pregunta: ¿por qué hay tantas personas que continúan usándolo y confiando en él? Una respuesta comúnmente dada está relacionada con el efecto forer. El efecto forer dice que tendemos a sentirnos identificados con características de personalidad vagas e imprecisas, siempre y cuando éstas estén respaldadas por algún tipo de autoridad (científica o mágica). Esta sería la explicación del porqué mucha gente confía irremediablemente en los signos del zodiaco.  En otras palabras, el MBTI no sería preciso y sólo estaría engañando a muchos evaluados. 

Otra explicación está en que las descripciones dadas por él logran decir algo auténtico acerca de los individuos. No se tratarían de descripciones azarosas, sin referencia al sujeto mismo, como algunos investigadores piensan. Las personas aceptarían sus resultados (en muchos casos) porque se sentirían genuinamente identificadas. 

Como en muchos otros casos me inclino a pensar que la verdad está en el medio: 

No hacer interpretaciones extremistas:

No hay ninguna duda de que el MBTI simplifica la personalidad y adolece de no diferenciar adecuadamente la continuidad que puede haber en los rasgos evaluados. Así, alguien con un 90% de introversión es metido en la misma caja que alguien con un 60% de introversión, lo cual mina su validez como instrumento. Esta es la razón por la cual no se deberían tomar estas categorías de manera estricta, categórica, como si estuvieran congeladas en hielo. 

Esto nos remite al problema de la confiabilidad. La razón por la cual cerca del 50% de los que realizan esta prueba cambian de tipo psicológico cuando contestan el inventario tiempo después reside en un hecho muy simple: alguna de sus letras se modifica. Esto es algo muy natural si se considera - como ya he dicho - que muchas personas obtienen resultados borderline, límite, casi en frontera con otro tipo. Pasa el tiempo, se viven algunas experiencias y la balanza cambia lo suficiente para modificar el resultado original. De esta manera, un INTP pasa a ser un INFP, lo cual no es extraño, pues alguien puede ser muy sentimental y utilizar mucho el pensamiento simultáneamente.  Esto no implica que el resultado no valga nada, pero necesita matizarse. 

En este sentido no sería inadecuado hacer varias veces el inventario para ver si el mismo tipo se sostiene o cambia un poco. Una vez hecho se pueden mezclar los dos o tres tipos obtenidos (sería muy extraño ver a alguien obtuviera más tipos, a menos que tuviera múltiples personalidades) y así tener una descripción más exacta. 

Las personalidades más definidas en el test se identificarán mejor con sus resultados: 

¿Algunas personas pueden identificarse con su tipo más que otras? La respuesta parece ser afirmativa. Aquellas personalidades más polarizadas y extremas que embonen apropiadamente con el test van a verse más reflejadas en las descripciones, sencillamente porque éstas no son tan variables como sucede con las de otros individuos. Esto no es algo extraño: las preguntas están destinadas para recoger ese tipo de rasgos. Si a la pregunta ¿eres solitario? contestas afirmativamente, y luego respondes del mismo modo ante el resto de los reactivos, es natural pensar que obtendrás un tipo introvertido. Lo mismo se aplica para las demás preguntas. 

Este es otro motivo por el cual el MBTI no es comprable con los signos zodiacales. El cuestionario, como cualquier instrumento, responde a una lógica interna. Si contestas suficientes reactivos con el mismo tipo de connotación es natural recibir una descripción que corresponda con ésta. El problema es cuando 1) no hay autoconocimiento auténtico 2) se miente al contestar, consciente o inconscientemente 3) los resultados están muy mezclados porque se contestó atendiendo a tendencias opuestas (por ejemplo, sensación e intuición).  

El inventario no evalúa aptitudes: 

Finalmente, una explicación del porqué el cuestionario tiene poco poder predictivo está vinculado con el hecho de no medir aptitudes, sino actitudes. Lo que evalúa es la personalidad, no la capacidad para realizar determinadas tareas. Una persona con un alto grado de preferencia por la intuición puede llegar a ser intuitiva, pero no necesariamente va a ocurrir así. Sólo es el modo en el que se ve a sí misma o la forma en que le gusta recopilar información. 

En conclusión: ¿para qué sirve el MBTI?

A pesar de no una buena elección para programas de reclutamiento y selección de personal (por todo lo que ya se ha dicho), el MBTI si se ha considerado como un instrumento con capacidad para mejorar la empatía. Así, se aumenta la comprensión  de cómo otros individuos piensan de forma diferente y toman decisiones guiadas distintas a las nuestras (esto es algo confirmado experimentalmente). 

Otro uso recomendado tiene que ver con el autoconocimiento personal. En este sentido es comprensible el porqué muchos defienden su uso como medio para entender mejor sus fortalezas y debilidades. 


viernes, 2 de enero de 2015

Una defensa del psicoanálisis

El psicoanálisis es una corriente psicológica que tuvo su apogeo durante algún tiempo y después comenzó a ser desbancada por otras escuelas terapéuticas. Hoy en día continúa teniendo una fuerte influencia en latinoamérica  (especialmente Argentina) y Francia, donde predomina un psicoanálisis de orientación lacaniana (elaborada por Jacques Lacan a medidados del siglo XX). Sin embargo, en muchos países ha sido reemplazado por enfoques cognitivo conductuales, sistémicos o humanistas. El primero de ellos es especialmente respetado por hacer un extenso uso del método científico; su eficacia ha sido validada por una gran cantidad de investigaciones independientes y es recomendado por muchas instituciones de salud mental. Tiene una fuerte influencia en Estados Unidos. 

¿Por qué el psicoanálisis ha sido atacado con tanta insistencia en tiempos recientes? Hay varias razones que pueden explicar esta situación. A continuación detallaré algunas de ellas y daré mis opiniones sobre su validez, significado y fallas, tratando de mantener un balance justo y objetivo entre sus virtudes y faltas. Como ocurre en muchos casos parece ser que es razonable mantener una postura intermedia, sin llegar a extremos que polaricen toda posibilidad de discusión y oscurezcan detalles importantes. 

Críticas:

1) Freud mintió cuando hablaba del resultado obtenido mediante sus terapias, pues afirmaba haber curado pacientes que nunca dejaron de sufrir en su vida. Por ejemplo,  Anna O. fue internada en un instituto psiquiátrico y nunca dejó de padecer sus debilitantes síntomas histéricos, aún cuando Freud aseguró haber desaparecido su trastorno mental mediante psicoterapia. Otros ejemplos mencionados frecuentemente incluyen al "hombre de los lobos" y al "hombre de las ratas".

2) El psicoanálisis no hace uso del método científico ni de modelos estadísticos para corroborar sus hipótesis. Se ha acusado a Freud de haber elaborado sus teorías conforme se le presentaban, sin contar con hipótesis previas que pudieran corroborarse o deshacerse de acuerdo a rigurosos experimentos científicos. Esta imagen presenta a Freud como un personaje con una cierta tendencia a armar puzzles teóricos con el único propósito de encajar cada pieza de un rompecabezas inventado, tal y como una fantasía creada por algún novelista resulta lógica sólo desde el punto de vista de su estructura interna, sin tener ninguna relación necesaria con una realidad externa. Por lo tanto sus teorías carecen de validez científica y han de ser consideradas como superchería y pseudociencia. 

3) La teoría de Freud no es falsable. Esta crítica proviene de Karl Popper, quien trató de buscar un método al alternativo al criterio de verificabilidad, el cual determinaba que una teoría científica debería poder verificar sus proposiciones ostensiblemente, es decir, debía ser observable en el mundo real, para poder ser literalmente significativa. Para Popper esta concepción era insatisfactoria, por lo cual ideó una nueva forma de demarcar a la ciencia de la metafísica: una buena teoría debe ser susceptible a falsearse, o, en otras palabras, a refutarse. Si la teoría falla en un solo caso eso quiere decir que ésta debe ser falsa o merece una modificación. Este argumento dice que el psicoanálisis no puede ser falseable porque le es posible explicar cualquier fenómeno psicológico. Por ejemplo, si odias a tu padre es porque no has superado un complejo de edipo y si lo amas es porque eres presa de una formación reactiva (en la formación reactiva un afecto es cambiado por su contrario, por ejemplo, se ama a quien realmente se odia). Por lo tanto el psicoanálisis es un ejemplo de mala teoría. 

4) La teoría psicoanalítica ha sido refutada por la ciencia moderna. Si bien Popper dijo que no era posible falsear el psicoanálisis, hay quienes afirman lo contrario: su teoría ha quedado falseada a partir de nuevos avances en psicología cognitiva, neurociencias, psicología evolucionista y otras ramas. Por ejemplo, el complejo de edipo sería falso porque evolutivamente estaríamos diseñados para no experimentar atracción hacia miembros cercanos de nuestra familia (como padres y hermanos). Eso significa que no puede haber deseos incestuosos universales en los niños. Tampoco se han encontrado evidencias que respalden mecanismos represivos tal y como los postuló Freud, y la amnesia infantil (la incapacidad para almacenar recuerdos explícitos antes de los tres años de edad) podría ser achacada a causas como: falta de maduración cerebral en el hipocampo, ausencia de lenguaje y carencia de autoconsciencia, sin necesidad de recurrir a un mecanismo represivo. La teoría energética tampoco ha salido bien parada, pues parece que no corresponde con nuestro conocimiento acerca de cómo funciona nuestro sistema neurológico. 

5) No hay evidencias científicas de que la terapia psicoanalítica funcione. Se argumenta que ningún estudio serio avala la eficacia terapéutica del psicoanálisis, no teniendo más efecto que un placebo, por lo que su teoría subyacente debe ser falsa. Además debería dejar de practicarse clínicamente, pues es un atentado contra el paciente, quien espera pagar una cierta cantidad de dinero y hacer uso de su tiempo para mejorar los problemas psicológicos que le aquejan. 

Me parece que estas son las críticas más comunes al psicoanálisis. Muchas de ellas son utilizadas en "el libro negro del psicoanálisis" y se consideran suficientemente poderosas, en conjunto, para darle una patada final a todo su cuerpo teórico y práctico. En mi opinión este no es el caso, como mostraré a continuación. 

Defensa:

Freud mintió en sus resultados:

Esta es una crítica relativamente fácil de obviar. No tengo una familiaridad suficiente con la biografía de Freud para afirmar o negar que estas denuncias sean justificadas, pero esto no cambiaría en nada la validez que tengan sus postulados psicológicos. Aunque Freud hubiera mentido en varios casos no se demostraría que su teoría sea falsa, ya que ésta pertenece a un campo propio, independiente de su autor.

Anna. O. Se cree que Freud mintió en su caso. 

En muchos sentidos este tipo de objeciones caen en una falacia ad hominem, pues tratan de minar el psicoanálisis mediante una serie de ataques contra su creador. Este tipo de argumentos sólo sirven como medios de chismorreo o interés histórico, al hacer un análisis biográfico del autor que les dio origen, pero no constituyen refutaciones reales. Pensar así sería tan absurdo como tratar de acribillar la filosofía Nietzscheana porque Nietzsche cayó en la locura.

El psicoanálisis no hace uso del método científico:

Es verdad que el psicoanálisis nunca ha echado mano del método científico, por lo menos de acuerdo con el tipo de estándares que se esperan en el quehacer científico moderno. Las teorías de Freud, y de los psicoanalistas que le siguieron, fueron engendradas a partir de observaciones (estudios de casos) y elaboraciones teóricas. En buena medida fueron conducidos por una poderosa intuición al proponer sus hipótesis. 

Sin embargo, esto no quiere decir que el psicoanálisis sea falso o no merezca ser discutido. La filosofía también ha sido eminentemente especulativa a lo largo de su historia y ha dado lugar a una enorme cantidad de conceptos que han cambiado el mundo. Algunos de ellos llegaron a corroborarse científicamente más tarde - considérese, por ejemplo, la idea de que existen unos corpúsculos sólidos e impenetrables que conforman toda la materia, llamada átomos, la cual fue propuesta hace más de 2,000 años en la antigua Grecia, y luego fue certificada a través del método científico  - sin haber recurrido a observaciones o experimentaciones. 

El psicoanálisis ha ofrecido conceptos originales e interesantes que están formulados lógicamente. La misma naturaleza de sus constructos hace difícil que éstos puedan ser comprendidos de manera plenamente científica - y más aún cuando hablamos de la ciencia que existía en los tiempos de Freud - pero eso no implica que sea razonable abandonarlos a su suerte. Deben continuar siendo examinados. 

El psicoanálisis no es falsable:

Me parece que esta idea de Popper es incorrecta y el psicoanálisis es susceptible de ser falseado, pero solo si se sale de su marco teórico, el cual funciona como una ratonera, y permite que sus proposiciones sean investigadas a través de otras disciplinas y ciencias afines. De hecho esto ha sucedido así y el psicoanálisis ha sido investigado desde puntos de vista interdisciplinarios, dando lugar a interesantes resultados. Sin embargo, este tipo de estudios han sido llevado a cabo por muchas personas que no se dedican al psicoanálisis, siendo ajenos a él, por lo que sería bueno si los mismos psicoanalistas aceptaran este tipo de colaboraciones para mejorar sus construcciones teóricas y su práctica clínica.

Karl Popper
Un ejemplo de falsación del complejo de edipo como fenómeno universal sería investigar, desde una perspectiva antropológica, si se repiten el mismo tipo de interacciones entre padres e hijos a una temprana a edad (me parece que estudios como estos ya han sido hechos, pero no estoy bien familiarizado con ellos). Otro ejemplo: una falsación del modelo económico y energético propuesto por Freud ha sido exitosamente refutado a partir de nuevos avances en neurociencia, al darse cuenta de que es un error considerar al sistema psíquico como un sistema hidráulico, con proporciones constantes y conservadoras de energía.

No hay evidencias de que su terapia funcione:

Este argumento se ha repetido mucho, pero carece de un fundamento auténtico. Es verdad que algunas investigaciones como las de Hans Eysenck llegaron a estas conclusiones, pero muchas otras investigaciones han encontrado resultados opuestos. Esto es especialmente cierto en el caso de las terapias psicodinámicas, las cuales están basadas en los mismos fundamentos que el psicoanálisis, aunque tienen una duración más breve que la terapia psicoanalítica clásica (la cual ha desaparecido casi por completo).  En su famoso artículo "la eficacia de la psicoterapia psicodinámica" Jonathan Shedler, de la universidad de Colorado, afirma con contundencia:

"La evidencia empírica apoya la eficacia de  la terapia psicodinámica. Los efectos promedio de la terapia psicodinámica han sido tan grandes como aquéllos que han sido reportados para terapias activamente promovidas como "empíricamente validas" y "basadas en la evidencia". Adicionalmente, los pacientes que han recibido terapia psicodinámica han mantenido sus ganancias terapéuticas y parecen continuar mejorando después de que termina el tratamiento. Finalmente, las terapias que no son psicodinámicas pueden ser efectivas, en parte, porque los terapeutas que las utilizan usan técnicas que han sido centrales en la teoría y práctica de la terapia psicodinámica  desde hace mucho tiempo. La percepción de que la terapia psicodinámica carece de evidencia empírica no está de acuerdo con la evidencia científica y puede reflejar una selección discriminativa de las investigaciones realizadas". En su artículo Shedler menciona más de 100 estudios que avalan a las prácticas psicodinámicas como métodos efectivos de terapia".
                                                              Jonathan Shedler 
Por otro lado, sería imparcial dejar de mencionar que muchos de estos estudios no cuentan con la rigurosidad metodológica exigida para este tipo de estudios, principalmente debido a que sigue habiendo poco interés por parte de los mismos psicoanalistas en hacer uso de un método estrictamente científico, considerándolo reduccionista y corto de vista. Esto no significa, sin embargo, que estas investigaciones no existan, y  tampoco implica que algunas de ellas no hayan sido hechas con los más altos estándares de calidad investigativa. Solo señala la necesidad de tomar más en serio la investigación como un medio de defender al psicoanálisis frente a otras corrientes psicológicas.  

El psicoanálisis ha sido refutado:

Este punto es importante porque habla del modo en que se puede sostener una teoría psicoanalítica frente a la ciencia moderna.  Lo cierto es que algunas propuestas del psicoanálisis no han salido bien paradas (el modelo económico de la mente, la interpretación de los sueños, la teoría de la represión, y hasta cierto punto, el complejo de edipo). Eso es algo totalmente natural en vista del número de planteamientos que hizo Freud. 

Sin embargo, también hay otras ideas del psicoanálisis que han sido rescatadas y avaladas ampliamente. Una de ellas es la del inconsciente. En este punto debe entenderse que el concepto no es un lugar, ni ocupa un espacio (tampoco parece que Freud lo haya pensado de este modo), mas bien habla de un conjunto de procesos inconscientes en el organismo psíquico, los cuales han sido confirmados por la neurociencia moderna.

Fonagy. Uno de los mayores defensores del estudio científico en el psicoanálisis. 

Ahora sabemos que existen recuerdos implícitos y recuerdos explícitos. Los recuerdos explícitos son los que recordamos de manera consciente, y pueden ser episódicos (relacionados con vivencias personales) o semánticos (vinculados con conocimientos de tipo académico). Los recuerdos implícitos son motores (cómo andar en bicicleta, por ejemplo) o afectivos (los sentimientos que tenemos por una persona o una situación). 

Todos las experiencias que almacenamos en los primeros tres años de nuestra vida son implícitas y forman el basamento de nuestra estructura psicológica. Ellas están detrás del modo en que nos relacionamos con otras personas o el tipo de conductas que preferimos en otros, lo cual sería el fundamento de la transferencia psicoanalítica. También condicionan los estímulos que evitamos (hay evidencias de que personas con miedos homofóbicos evitan inconscientemente mirar figuras de hombres desnudos).  Algunos podrían pensar que el inconsciente psicoanalítico es mucho más complejo, y lo es, pero estas evidencias muestran que una buena parte de nuestra conducta, pensamientos y sentimientos no están determinados conscientemente. Y como el lenguaje es eminentemente simbólico, y refleja lo que experimentamos a niveles más primitivos, no sería difícil imaginar por qué las fantasías relatadas durante una asociación libre están vinculadas representacionalmente con sus memorias implícitas.

Por otro lado, varios mecanismos defensivos como intelectualización, racionalización, formación reactiva o aislamiento afectivo han sido estudiados y se les ha dado cierta validación, aunque adolecen de ser pocos, lo cual vuelve a constituir  un reflejo del poco interés psicoanalítico en realizar investigación científica. Asimismo, algunos mecanismos parecen tener sus correlativos en la psicología social; por ejemplo, la racionalización se parece mucho a la disonancia cognitiva, pues en ambos casos hay una modificación inconsciente de creencias debido a razones afectivas. 

No busco extenderme demasiado en estas consideraciones, ya que sería posible decir mucho más acerca de este tema. Sólo he querido dejar una semblanza de que el modelo psicoanalítico no carece de fundamentos, siendo una quimera sin piernas de Freud, sino que puede ser corroborada por otras fuentes. Esto no quiere decir que el quehacer analítico, y su teoría, deba reducirse a la psicología cognitiva  o a la neurociencia. Eso no sería posible. Simplemente significa que la colaboración interdisciplinaria puede ser útil para pulir ciertas hipótesis, refutar otras y mejorar la reputación de esta disciplina frente a otras ramas del conocimiento.  

Nota: es necesario aclarar que el psicoanálisis ha tenido numerosos desarrollos teóricos y prácticos a lo largo de las décadas, gracias a autores como Adler, Lacan, Melanie Klein, Erickson, Sullivan, Karen Horney y otros tantos. Este artículo se concentró principalmente en el psicoanálisis Freudiano.